-¿Me podés presentar el tema de tu investigación y cómo llegaste a él?
Se trata en pocas palabras de la historia de mi barrio, Villa Devoto. Pero bajo una pregunta de investigación. El título completo es: Los orígenes de Villa Devoto: ¿legado patriarcal o negocio inmobiliario? Contextos, conexiones y emociones. Fue una iniciativa propia de un tema que me venía interesando y más precisamente ante un comentario que había encontrado en una publicación de una investigación arqueológica-histórica que se estaba realizando en un predio del barrio, predio que formó parte de una antiguo asilo, que había sido patrocinado a principios del siglo XX por la persona que da nombre al barrio: Antonio Devoto.
-¿Qué recorte hiciste del tema?
El recorte es muy importante y la verdad es que no me generó dificultades ni en lo temporal ni en lo espacial. Temporalmente abarcó las décadas de 1880 a 1900 y espacialmente aproximadamente las dos hectáreas donde se produjeron los primeros loteos y se afincaron las primeras propiedades, en un territorio prácticamente despoblado hasta la década del 80 del siglo XIX. Sin embargo, hubo que relacionarlo con un contexto más amplio que fue la formación del Estado nacional, la federalización de Buenos Aires y también la cuestión inmigratoria, que retrotrajo mi análisis a 1850, cuando comienzan a llegar los inmigrantes italianos al país. El recorte es muy importante porque al poder circunscribir la investigación, garantiza al menos metodológicamente de antemano, el éxito.
-¿Qué rol tuvo el taller de tesis en la elaboración de tu trabajo?
Algunas cuestiones fueron útiles, pero no fue determinante ni en la selección del tema ni en el desarrollo del mismo.
-¿Qué rol tuvo la directora de tu tesis?
Malena López Palmero jugó un rol determinante desde todo punto de vista: profesional, anímico y por su enorme predisposición de estar atenta desde el primer día hasta el último. Ella terminó siendo la editora del trabajo. Creo que sin su dirección, primero en plena pandemia y luego posteriormente, sin su oficio, su enorme vocación para leer mi escrito, corregirlo o avalarlo y estimularme a seguir adelante, hubiera sido difícil llegar a buen puerto. Fue como dije determinante. Una vez más, ¡gracias, Male!
-¿Cómo elaboraste el corpus de fuentes y el corpus bibliográfico?
Lo más importante fue y creo que siempre debe ser así es estar entusiasmado con el trabajo que estás haciendo y eso te va llevando a “buscar” más y más cosas; siempre teniendo en cuenta que se trata de una investigación para un título de grado. Trabajé con casi 20 fuentes, la mayoría provenientes de internet y más de cien bibliografías: libros, revistas, publicaciones periódicas, artículos por internet, etc. Quisiera destacar lo útiles que me fueron las materias más bien teóricas de la carrera como Escalas, Historiografía, Historia de las emociones, -que curse como curso de posgrado- entre otras. Las mismas y la bibliografía propuesta por los distintos profes, contribuyeron un montón para dar sentido al marco teórico de la investigación. En mi caso el aporte hecho por historiadores no profesionales o barriales, en gacetillas, revistas barriales y otras fuentes fue muy importante.
-¿Qué aportes realizaste con tu investigación?
El aporte personal fue más bien lograr hacer una narración académica – historizar, en definitiva – de los datos que yo conocía o fui conociendo; incluirlos en un contexto nacional y transnacional que buscó desactivar los procesos de naturalización que siempre están presentes en la “historia” en cualquier tema y más en mi tema que de alguna forma está presente en mi propia vida. Mi aporte, estimo, fue encontrar una pregunta de investigación que desactivara ese sentido común acerca de lo que siempre se contó como el origen barrial. Leer y escribir acerca de lo que leíste no tuvo dificultad más que el tiempo que lleva la tarea: en mi caso dos años, con momentos de mayor y menor producción. Me resultó entretenido, divertido diría. Bueno, toda mi vida me he dedicado a esto, la mayoría conoce y sabe que no es mi primera carrera, ni mi primera tesis. De todas formas la escritura de una tesina es una tarea en solitario a la que debes aplicarle un método de trabajo: ¿escribir algo todos los días? ¿Todas las semanas?; buscar datos periódicamente, en fin hay que intentar crear una rutina que a cada uno le sirva. Cuando se nos ocurre una idea, una búsqueda, es mejor ponerla en práctica y en el “papel” tan pronto como se pueda, eso sí lo recomiendo.
-¿Cómo fuiste decidiendo la estructura y el armado de la tesis?
Siempre me gustó Alicia en el país de las maravillas del matemático británico Lewis Carroll. En especial cuando, ya hacia el final, el Conejo Blanco, disfrazado de heraldo del Rey, le pregunta al mismo “¿por dónde quiere su majestad que empiece?”, a lo que el Rey responde muy serio: “comienza por el principio, sigue por la continuación y termina por el final”. No es para tomarlo al pie de la letra pero fue más o menos así. Aunque hubo capítulos como el de la inmigración o la consulta en archivo de la compra venta de tierras que los trabajé en forma más bien separada del resto de los capítulos. Las conclusiones o consideraciones finales fueron todo un descubrimiento a posteriori, porque no tenía pensado que iría por donde terminó yendo. Descubrí, al hacer un curso sobre Historia de las emociones, que estas también construyen historias; pero contar sobre esto ya sería un tema técnico que lo dejamos para otra vez.
-¿Qué momentos personales atravesaste en la escritura de la tesis?
Un cambio de tema nunca se me ocurrió. Por varias razones. La más importante fue que quería trabajar este tema. Otro motivo, que es más estratégico: empezar un tema nuevo implica un esfuerzo muy grande y nunca estuve dispuesto a hacerlo. Por eso es muy importante tener una idea del recorte que quieras destacar y profundizar ahí. Pasiones humanas siempre hay: un día no encontrás lo que buscabas y te fastidiás, otro lo que escribiste no se entiende (ni uno lo entiende) y hay que volver a escribir, ¡ufff!… Pero hay otros en que sí lo encontrás y esos momentos son muy buenos. ¿Frustraciones?, después de vivir en Argentina más de setenta años, estás prácticamente inmunizado.
-¿Cómo fueron las evoluciones de Malena?
Ya comenté todo lo que significó mi directora. Sus devoluciones y correcciones fueron de todo tipo: históricas, conceptuales, sintácticas, ortográficas, de cómo citar y cuando. Desde la primera semana a la última. Yo mismo fui director – en mi otra vida profesional- de tesinas o proyectos de graduación y reconozco que jamás me tomé el trabajo y por consiguiente el tiempo que la doctora Malena López Palmero se tomó en este cometido; aun siendo el tema de mí tesina nada afín a su especialidad: ¡chapeau, Male!
-¿Qué recomendaciones le harías a otros compañeros?.
¡Qué difícil pregunta! ¿Sirven para algo las recomendaciones? Me cuesta creerlo. Pero bueno, va una: elijan un tema que los apasione, pero que al mismo tiempo no crean que están haciendo el trabajo de su vida, habrá otros y cada vez más complejos.
-¿Cómo fue tu paso por la carrera?
Una experiencia inolvidable, por todo lo vivido, lo aprendido, por la onda y sabiduría de los profes y sobre todo por la compañía de mis queridos compas, que aún con la gran diferencia de edad que nos separa, han sido un apoyo indispensable para todo . Me he divertido mucho y creado un vínculo que felizmente se mantiene.
-¿Tenés planes académicos a futuro?
Desde el año pasado estoy estudiando filosofía en UNSAM, ¿Dónde, si no? Por favor: quieran mucho a la UNSAM, defiéndanla siempre.