La palabra propaganda designa la acción y efecto de dar a conocer una cosa, una idea o persona con el fin de crear una imagen favorable y obtener adeptos o compradores.
Clara Kriger, Cine y propaganda.
El libro Cine y propaganda: del orden conservador al peronismo de Clara Kriger, publicado en 2021, presenta un análisis exhaustivo del desarrollo del cine documental producido por el Estado argentino desde la década de 1930 hasta la Revolución Libertadora en 1955. La autora recorta como objeto de estudio la estrecha relación entre el cine, las instituciones gubernamentales y el ámbito cultural y político a fin de proporcionar una perspectiva que vaya más allá de los límites del campo artístico. Kriger analiza el cine político por medio de la observación detallada de algunas de sus piezas, explora las representaciones que integran el imaginario social de la Argentina, su evolución en el tiempo, y se sumerge en el amplio corpus de docudramas estatales.
La obra se estructura en siete capítulos complementados por un prólogo y conclusiones que enmarcan la investigación en un desarrollo más amplio. La importancia de la investigación radica en los hallazgos presentados sobre los documentos cinematográficos analizados, que describiremos en los próximos párrafos. Se destaca, por otra parte, la selección, descripción y estudio específico de cada fuente ya que uno de los principales desafíos inherentes a la investigación es la escasez de materiales de archivos por su falta de conservación. Asimismo, a lo largo de los capítulos la autora se sumerge en el análisis específico de los aspectos enunciativos del lenguaje cinematográfico explorando la composición de las imágenes utilizadas, de los planos realizados, del montaje, las estructuras narrativas del período y las innovaciones, tales como la inserción de la producción sonora a partir de la década de 1930.
En lo que refiere al análisis historiográfico, el libro ofrece un contundente repaso del período internacional posterior a la Primera Guerra Mundial y resalta la combinación de la propaganda estatal y los medios masivos de comunicación en la Unión Soviética, Inglaterra, Estados Unidos y los fascismos europeos -Italia, Alemania y España-. Kriger examina el auge del mercado publicitario durante la década de 1940, la posterior consolidación del marketing en 1950 y la producción de documentales a partir de los primeros años del siglo XX1. Sin embargo, la autora concluye en que la producción cinematográfica recibió escasa atención en la historiografía del cine local, pero a su vez hace hincapié en que posteriormente adquirió relevancia en las investigaciones realizadas sobre la propaganda emitida por el gobierno peronista. Sin embargo, la producción cinematográfica estatal se desempeñó también como material educativo, científico y diplomático, además de funcionar como una pieza clave en la formación de la ciudadanía.
Inicialmente, su estudio arranca en la década de 1930, con un enfoque comparativo entre los países con mayor producción cinematográfica de la región -Argentina, Brasil y México-. La autora se sumerge en la creación de las instituciones estatales en estos contextos a partir de una revisión meticulosa de las producciones de propaganda política en relación con su contexto histórico. En este punto, utiliza como ejemplificación los panfletos producidos acerca de la nacionalización del petróleo2. La importancia de considerar antecedentes regionales es uno de los aspectos más destacables de su escrito, puesto que es un elemento fundamental para comprender estas producciones insertas en un marco local que desafía la perspectiva eurocéntrica convencional. El análisis de Kriger se centra de manera sobresaliente en la década de 1940, un período crucial en el que el cine experimenta una transición significativa en Argentina. De tal modo que el séptimo arte deja de ser simplemente un medio de difusión y entretenimiento para convertirse en un actor relevante dentro de la vida política y cultural de las masas, como una demostración evidente de que “el Estado comienza a comunicarse activamente con el público”3. Un hito significativo se produce durante el gobierno de facto iniciado en 1943, a partir de la novedosa creación de la Subsecretaría de Informaciones que asume el interés estatal en los medios de comunicación como instrumentos cruciales para moldear la opinión pública. La autora examina la evolución de la institución, las políticas gubernamentales que la rodean y su posterior centralidad en los años del gobierno peronista. Además, Kriger presenta una contundente dicotomía entre los períodos previos y posteriores a la – era Apold – gestión de Raúl Apold a través de su significativo aporte sobre la combinación del cine y la propaganda. Generando así una novedad en la mediatización de la política y, en especial, en la politización de los medios de comunicación como el medio a través del cual se tomó contacto con las nuevas propagandas contemporáneas4.
La dedicación del escrito de Kriger destaca los nuevos actores sociales de la época y demuestra el modo en que los cortos documentales los representan y le añaden riqueza a este enfoque. Desentraña el proceso de modernización argentino y la remodelación del Estado desde la creación de la Subsecretaría de Informaciones y Prensa de la Nación con el propósito de distinguir las propuestas de acción, la construcción de nuevos imaginarios sociales y la utilización de la propaganda y la cinematografía como herramientas de conducción política. La investigación vincula los cortometrajes con las necesidades gubernamentales de construir una serie de actores imaginarios específicos como protagonistas del período estudiado. En la etapa peronista, por ejemplo, se plantea que el principal objetivo estaba en moldear el imaginario justicialista de la Nueva Argentina a partir de los principios de la Comunidad Organizada de Juan Domingo Perón. En ese sentido, los cambios se perciben por medio de los personajes que representan a la familia, la ancianidad y la juventud, además de los trabajadores.
En esa dirección, también, se hace hincapié en la presencia de las mujeres en las producciones cinematográficas, ya que destaca la relevancia contemporánea de las cuestiones de género a partir del enfoque en la valoración de las feminidades durante el primer peronismo. La autora señala que adquirieron nuevas características, tales como independencia, resiliencia e ingenio. De tal modo que los filmes se convirtieron en el reflejo de las nuevas demandas que emanaba de la sociedad, puesto que se destaca que durante los años 1949 y 1954 la producción de docudramas estuvieron protagonizados por mujeres que demostraron sus prácticas cívicas y políticas -visible en Recuerdos de una obrera, Cosas de mujer y La calle grita, entre otras-. Otra particularidad sumamente importante es la incorporación de las voces en off protagonizada por mujeres, las cuales desde la óptica de la autora representan la materialización del cuerpo y la legitimación femenina.
Krieger concluye que la asociación de los documentales estatales y la creación publicitaria del período junto a las narrativas modernas de la época funcionan como el medio transmisor de información. En suma, se destaca que su análisis abre la puerta al estudio de la producción, la llegada y las experiencias representadas en las imágenes y filmes que no sólo incluyeron al grueso de la sociedad, sino que también lo interpelan. La obra permite una lectura amena totalmente respaldada por fotografías ilustrativas que se consolidan como una fuente ineludible para la investigación del cine y la historia en Argentina. Además, el libro no sólo retoma el estudio sobre los documentales y la cinematografía de la Nación, sino que también revaloriza aspectos culturales y experiencias significativas presentes en fuentes visuales y audiovisuales que en los años previos al peronismo no habían sido exploradas en otras investigaciones. Pero que, en realidad, son pertinentes de abordar para revivir aquello que circulaba con legitimidad en el período que la autora se propone estudiar.