26 de abril de 1981, 22:30 pm
Hoy llegó él día de inscribirme en la facultad. Lamentablemente, desde que empezó la dictadura que la facultad donde dan lo que quiero estudiar fue cerrada. Algunas de sus carreras reabrieron pero desde él “Operativo Claridad” tengo miedo de anotarme en la UBA. Hace unos días hablé sobre esto con una amiga, Mariana, que egresó él año pasado. Ella milita en la JP y me estuvo contando que desde la apertura de ciertas carreras, él ambiente en la universidad es raro, hay pequeñas comisarías dentro de la universidad, también, me contó que vio a un par de personas que actúan un poco extraño, Maru cree que son milicos disfrazados de civiles que está vigilando o, hasta, espiando a los alumnos que saben que militan la JP. También, me comentó que todos los días antes de entrar a cursar un militar le pide los documentos, me expresó su miedo y preocupación por este tema, hay clases en donde los profesores casi nunca dan él espacio de debate justamente porque saben que hay milicos dando vuelta por toda la universidad, pero ella no puede contenerse en no hablar y eso la llevó a que un día la mandaron a una de mesas comisarías y le dijeron que si no se quedaba callada iba a haber consecuencias. Espero que no le hagan nada.
Como escribí en otras ocasiones, mi sueño es ser historiadora y poder cambiar algo de la política argentina usando las armas de la historia para nuestro movimiento. Por eso cuando encontré la carrera de historia me emocioné mucho y no podía esperar a empezar la facu para seguir explayando mi conocimiento y continuar mi formación política. Pero desde el comienzo de este golpe, los militares cada vez fueron más claros con su pensamiento y mostraron su contundente descontento con el estudio de tanto mi carrera como muchas otras más. Por la bronca que tenía, me fui a merendar a la casa de mis abuelos, ahí les conté lo que pasó con mi facultad y con mi abuelo nos pusimos a hablar de la dictadura del ’66. Volvimos a charlar sobre la «Noche de los bastones largos», ya que en ese momento mi abuelo, Pedro, era profesor de economía en la UBA y sufrió el ataque de los militares hacia los alumnos tanto como a los docentes. Yo era una nena cuando pasó y no me acuerdo mucho. Lo que sí me acuerdo es que cuando los vine a visitar una vez mi abuelo tenía moretones en la cara y decía que le dolía el cuerpo. Recuerdo que le pregunté qué le había pasado y me dijo que se había peleado con un amigo después de jugar una partida de póquer. En la secundaria empecé a indagar en ese suceso. Al darse cuenta de mi interés, Pedro, me contó el verdadero motivo de sus moretones. Ahora que lo pienso, fue gracias a él que me interesé por la política y descubrí a la Juventud Peronista. La JP me abrió la cabeza para entender qué era lo que pasaba y qué lugar tenemos los jóvenes en la liberación del país. Pero eso a los milicos no les gusta nada. Por eso tanto ayer como hoy reprimen la participación política, como también la producción de conocimiento. Yo creo sinceramente que si no ampliamos nuestros conocimientos, si no nos involucramos en las políticas de nuestro país, no vamos a poder elegir un buen líder, no vamos a poder ser críticos y conquistar de forma justa lo que nos merecemos. En un momento fue mi abuela la que me preguntó sobre unos compañeros míos de la militancia, lo que era raro, ya que ella no se metía mucho en ese tema. Principalmente me pregunto por María Claudia, que vivía cerca de la casa de mis abuelos y, de vez en cuando, le hacía algún mandado a mi abuela. Cuando Margarita me la mencionó, me di cuenta de que todavía me acordaba de ella, aunque no la tenía muy presente. Yo era chica, todavía tenía trece años y Clau era como una hermana mayor para mí. ¿Qué pasó con Clau se estarán preguntando? Ella, tal como yo, formaba parte de la JP, la diferencia es que ella, al ser más grande, estaba más metida que yo. Dicen que hasta se había metido en la joda1. Cuando todavía gobernaba Isabel, Clau junto a otros compañeros se juntaron para organizar una marcha por el boleto estudiantil secundario. Cuando vio que yo me empezaba a interesar por lo que ella hacía me invitó para que presenciara una asamblea del centro de estudiantes. Había un montón de pibes y pibas del colegio, estaban bastante alterados pero igual de interesados que yo en saber lo que iban a plantear, era impresionante ver como estaban todos de acuerdo con el boleto. Era algo justo para todos y pagar a un precio normal para un estudiante que todavía no trabaja es mucho. Los compañeros decidieron marchar al día siguiente hasta el Ministerio de obras públicas, sin importar si los reprimían. Cuando terminó la marcha, me acuerdo que volví a casa junto a María Claudia y ella me preguntó qué me había parecido la reunión y si quería marchar al otro día. Yo estaba con la adrenalina al palo y le dije que sí, pero obviamente le tenía que preguntar a mi mamá, y eso hice. Mamá me mandó a cagar, básicamente. Me dijo que era un peligro, que estaba bien que me empezara a interesar en la política y me interiorice en temas que para mí eran importantes, pero que meterme en una marcha que no sabía cómo iba a terminar era muy peligroso. Yo me enojé y llamé a la casa de María Claudia para darle las gracias por invitarme pero decirle que no podía ir. Ella entendió y me dijo que algún día íbamos a marchar juntas. Esa fue la última vez que hablé con ella.
Hace un mes mi mamá me contó que los milicos se chuparon una amiga mía de la infancia, Antonela. Ella estudiaba matemática y ciencias de la educación, además era parte de la JP conmigo. A mis papás no les gusta para nada este grupo del que soy parte porque temen que me chupen como a Anto o como a Claudia. Ahora con esto del cierre yo también temo, ayer mismo salí a comprar al almacén un kilo de pan y me pareció ver un falcon verde y encima me sentía observada como si alguien estuviese estudiando mis pasos. Sin embargo perdí de vista al auto y la sensación que me miraban se fue. Además, lo que tengo por sentado es que si me quieren agarrar lo van a hacer sin importar si es plena tarde o el medio de la madrugada.
Yo también tengo mis miedos y mis incertidumbres, pero no voy a dejar que estos fachos arruinen mis sueños y los de mis compañeros porque son estos los que me motivan a seguir luchando y seguir adelante para que en un futuro se pueda hacer justicia por María Claudia, por Anto y todos los demás compañeros chupados.
Bueno, por ahora hasta acá. Se me hace tarde para juntarnos con mis compañeros a debatir sobre qué podemos hacer para que vuelvan a abrir las universidades.
¡PATRIA O MUERTE, CARAJO!