– ¿Me podés presentar el tema de tu investigación y cómo llegaste a él?
Desde que tenía 15 o 16 años me empecé a interesar por libros y documentales relacionados a la Segunda Guerra Mundial y el nazismo. A medida que me fui interiorizando me sentí movilizada por los estudios relacionados a derechos humanos y genocidio. Me conmueve la “injusticia” en extremo y me genera la inquietud de comunicarla para generar consciencia.
Cuando leía libros relacionados al nazismo y al Holocausto los grupos minoritarios se nombraban en una línea, nunca se hablaba de ellos y sus experiencias. Por eso, muy de a poco, empecé a preguntarme por qué había tanto desinterés de parte de la historiografía.
Los homosexuales fueron el grupo de víctimas del nazismo más pequeño y menos reconocido. La mayoría de ellos murieron en el anonimato y generalmente luego de tener una vida heterosexual ficticia para evitar el escarnio social. Muy pocos hombres se animaron a realizar demandas de reconocimiento y sacando algunas excepciones, fueron completamente ignorados.
Cuando ingresé a la licenciatura ya tenía interés de trabajar un tema relacionado al nazismo, el problema era encontrar un hueco poco explorado. Haber leído mucho sobre ello me despertó una serie de preguntas que no encontraba los textos escritos en español.
La idea principal del trabajo fue el de poder brindar un resumen crítico en español sobre todo lo conocido de este tema.
– Lxs profes siempre hablan de que una cosa es que tener una inclinación por un tema y otra recortar un problema abordable en una tesina de grado ¿Te representó alguna dificultad recortar el tema? ¿Por qué?
Sí, porque quería hablar sobre todas las minorías en todos los genocidios del siglo XX, IMPOSIBLE. Charlar con profesores y compañeros me ubicó los pies en la tierra. Una vez que elegí la minoría que más me interesaba exploré la cantidad de bibliografía disponible para hacer un trabajo y allí encontré información más que suficiente para darme cuenta que podía hacer el trabajo.
Fue un proceso muy largo y se terminó de pulir mientras iba avanzando.
– ¿Qué rol jugó la materia del taller de tesis de la licenciatura?
Estoy muy agradecida con Claudio Ingerflom, Andrés Kozel y los profesores que dieron clases especiales. Primero porque no tenía idea de cómo empezar, no contaba con tutor, solo tenía el tema. Tampoco sabía cómo organizarme, que hacer primero o a qué cuestión le tenía que dar más importancia.
Allí aprendí todas las partes de la tesis, me dieron consejos súper útiles y un espacio en donde expresar todas mis dudas. Cada clase hablábamos sobre nuestros avances, me sentí muy acompañada.
– ¿Y el rol de tu director de tesis?
Es muy interesante la conexión con el tutor, el diálogo. Tener de director a Claudio fue/es una gran experiencia para mí. Me acompaña en cada paso que doy y me aconseja cada vez que me encuentro en un callejón sin salida. Tuve la suerte de poder moverme con absoluta libertad en relación a mis intereses e interrogantes.
Creo que como estudiantes tenemos que aprovechar la oportunidad de escuchar a nuestros tutores y empaparnos con su experiencia. Es la persona que nos va a ir marcando el camino y que va a intentar sacar lo mejor de nosotros.
– Si vamos para el lado más concreto de la investigación…. vos trabajaste con fuentes secundarias ¿Cómo te moviste para obtener la bibliografía?
Lo que llamamos fuentes secundarias en mi caso fueron las primarias. Cuando me encontré con bastantes publicaciones referidas a tema, más de lo que creí, me di cuenta que tenía que estructurar a tesis en relación a los años. Cada capítulo una década (máximo dos). Así era más sencillo para mí observar las discusiones, la interacción entre los autores y facilitar el recorrido al lector.
Como trabajé con casi toda la bibliografía en inglés era muy complicado conseguirla en papel, las bibliotecas de aquí no tienen ese tipo de textos. Solo encontraba alguna de las biografías que se tradujeron al español. La mayoría de los textos los encontré digital en internet, otros los compré con envío internacional.
Hallar toda bibliografía fue bastante tedioso, pero a la vez gratificante, me llevó varios meses localizar todo.
– ¿Y cómo fue el proceso de volcar lo que leías en una síntesis y reflexión propia? ¿Cómo es la relación entre leer algo de otro y escribir algo propio?
Al principio me costó mucho animarme a criticar a los autores. Una vez que leí, interpreté y comparé me empezaron a surgir preguntas naturalmente. Criticar a alguien con una gran trayectoria académica es difícil, uno no sabe en qué posición ponerse y tampoco quiere sonar soberbio. Sigo sintiendo timidez, soy la primera en decir que me falta demasiado por aprender.
La parte de la síntesis no fue un problema porque siempre tendí a resumir todo lo que leía en pocas palabras. El hecho de haber estudiado periodismo antes me sirvió para poder reconocer rápidamente los ejes principales del texto y explicar simple y en pocas palabras lo que el autor quiere decir.
– Hay otro aspecto que me pregunto acerca de la escritura de una investigación ¿Cómo se arma la estructura? ¿Vas capítulo a capítulo, tenés una idea más global desde el principio, fuiste en orden o terminaste ordenando todo hacia el final?
Una vez que hice el listado de la bibliografía que iba a utilizar me incliné a hacer el índice. Luego seguí con el proyecto y, una vez que estuvo aprobado, escribí un borrador de la introducción con las ideas que se me iban ocurriendo.
Por un tema de organización leí toda la bibliografía cronológicamente enfocándome en las ideas principales de cada escrito. A medida que avancé en ello comencé a elaborar la comparación entre los textos. Sinceramente no fue un camino lineal, ni perfecto, me enredé muchas veces y caí en la desesperación de no terminar nunca.
En los momentos donde sentía que estaba estancada seguía con otra actividad para despejarme, eso me sirvió. También hablar con amigos y compañeros, que al ser ajenos al texto ayudan con sus puntos de vista.
Por otro lado creo que pude terminar gracias a que me puse plazos, ficticios, pero que sirven para mentalizarse y no procrastinar eternamente. El proceso de escritura es muy solitario y se necesita disciplina y compromiso para llevarlo a cabo.
– Bueno, y si vamos a la cuestión humana que siempre hay detrás ¿Cómo narrarías los distintos momentos personales frente a una tesis? (frustración, ¿Cambio de tema?, entusiasmo, no voy a terminar nunca, inspiración)
Creo que hablar sobre un tema que nos apasiona es lo principal. Es muy difícil hacer algo durante tanto tiempo que no nos inspira o despierta interés. Tuve la suerte que nunca planteamos cambiar el tema pero entiendo que ello despierta un sinfín de dudas.
En cuanto a la frustración, la verdad es que aún me cuesta un montón. Soy perfeccionista y muy cabeza dura, insoportable, en los peores momentos me rescataron mi tutor y mis amigos y es por ello que les agradezco un montón.
También leí varias veces el libro de Howard Becker: Manual de escritura para científicos sociales y lo recomiendo mucho. Leyéndolo uno se da cuenta que todos los problemas que atraviesa son comunes y, en parte, se siente acompañado.
– ¿Y qué me podés decir del momento de recibir devoluciones del tutor?
Qué hay que tener humildad para aceptar las críticas. Como mencioné antes, el tutor quiere sacar lo mejor de nosotros, ya pasó por lo mismo y nos va a aconsejar de la mejor manera posible. El proceso de corrección es una gran parte del aprendizaje aunque a veces parezca interminable.
Lo primero que me preguntó Claudio fue cómo me llevaba con la crítica y le contesté que mientras que sea con respeto estoy abierta a todas las sugerencias y consejos.
– ¿Qué le recomendarías a los alumnos que están por comenzar su trabajo final?
Que tengan paciencia, todo lleva su tiempo y hay que respetar cada paso. Que se pongan objetivos realizables y que sean constantes. Sobre todo que escuchen a los docentes, ellos ya pasaron varias veces por ese proceso y charlar con ellos y preguntarles nos sirve un montón para elegir nuestro camino. A lo largo de toda la carrera hablé infinidad de veces con la mayoría de los profesores que siempre fueron muy amables y estuvieron dispuestos a contarme su experiencia.
– En pocas palabras, cómo describirías tu paso por la carrera.
Inolvidable, amo la UNSAM y todo lo que representa. Una vez, durante la pandemia, entramos a la clase virtual y el profesor al vernos dijo: “ah, estamos en familia”, esa es la frase que representa mi paso por la carrera. Tuve vaivenes de todo tipo, nervios por exámenes, casi desmayos por finales y, por supuesto, ganas de rendirme. Lo que más me ayudó sin dudas fue la constancia, las ganas de aprender y mis amigos.
– Para finalizar ¿Qué planes tenés para los próximos años?
Vamos a seguir trabajando con Claudio la persecución de las personas LGBTQ+ pero esta vez en América Latina durante el siglo XX. Al mismo tiempo vamos a trabajar la trayectoria de varios conceptos históricos como el de víctima y de memoria. La idea de hoy, es seguir con la Maestría en Historia Conceptual y el Doctorado en Ciencias Humanas, veremos que nos depara el futuro. Espero que sea siempre leyendo y hablando sobre Historia porque es lo que más amo hacer en mi vida.