Donato Ndongo-Bidyogo, Las tinieblas de tu memoria negra, Madrid, Editorial Fundamentos, 1987, 166 pp.
La literatura es un valioso recurso a la hora de “hacer Historia”. Si bien hablamos de relatos ficcionales, además de reflejar un determinado clima de época, permiten echar luz sobre otros aspectos, detalles que, en ocasiones, desde las fuentes históricas “tradicionales”, suelen pasar desapercibidos. Nos proponemos aquí reseñar la novela titulada Las tinieblas de tu memoria negra de Donato Ndongo-Bidyogo. Esta nos sitúa hacia el fin del colonialismo español en Guinea Ecuatorial. La historia, contada a partir de la vida de un pequeño muchacho de la etnia fang, nos invita a explorar el impacto del dominio español al interior de la comunidad así como también su cultura y sus ritos.
En cuanto al autor, Donato Ndongo nació en 1950, en la actual ciudad de Niefang, Guinea Ecuatorial. Es escritor, novelista y periodista, muy atento a la actualidad de su patria. Inició sus estudios en su país natal hasta que, gracias a una beca, continuó su formación en España. Su estadía allí se prolongó tras la llegada al poder de Teodoro Obiang que le sucedió a la dictadura de Francisco Macías (1968-1979) y continúa en el gobierno hasta la actualidad. Su oposición al régimen de Obiang convirtió su estancia en España en un prolongado exilio. Su regreso a Guinea Ecuatorial en los ochenta lo inspiró a escribir, en una actitud de “catarsis”, Las tinieblas de tu memoria negra, publicada por primera vez en 1987.
Las tinieblas…—primera entrega de la trilogía Los hijos de la tribu, inconclusa hasta hoy— es considerada una de las obras más influyentes de la literatura hispano-africana. Si bien la forma de narrar invita al lector a pensarla como un relato autobiográfico, Ndongo ha dejado en claro que su obra, en cambio, proyecta a la generación que, hacia mediados del siglo XX, atravesó el turbulento proceso camino a la independencia de Guinea Ecuatorial.
La novela se construye desde la mirada de un muchacho atravesado por “dos mundos”: el impuesto por el colonizador y el de su familia, su tribu, condicionado por una religión, una cultura e instituciones y gobernantes que le son ajenos. Así, a lo largo de sus nueve capítulos, nos invita a recorrer el andar del pequeño muchacho en búsqueda de un lugar entre esos dos mundos.
La historia comienza con nuestro protagonista adulto, decidido a abandonar el sacerdocio y estudiar abogacía. En una entrevista, Ndongo respondió que el seminario era un camino obligado para los jóvenes ecuatoguineanos que quisieran continuar sus estudios. Esto está presente en Las tinieblas…, adelantándonos al final de la novela, en la elección de nuestro protagonista parece influir la oportunidad de estudiar en España, una propuesta reservada para unos pocos. Pronto veremos que la historia nos propone otra lectura sobre los propósitos del muchacho, sobre todo si atendemos al contexto de las luchas por la liberación nacional en África por aquellos años. Mientras dialoga con el sacerdote comienzan a filtrarse los recuerdos que nos llevan a su niñez.
Nuestro protagonista es el mayor de ocho hermanos. Su padre trabaja en su pequeña finca dedicada al cultivo de café y cacao, mientras su madre se encarga de las labores tradicionalmente asignadas a las mujeres como la recolección de yuca. En un principio, el padre se nos presenta como aquellos que “pactaron” con los colonizadores, que abandonaron sus costumbres y abrazaron la llegada de “la civilización”. Lo cierto es que, a diferencia del tío Abeso, jefe de la tribu y “modelo a seguir” del muchacho, el padre de nuestro protagonista aceptó los dos pilares del sistema colonial en la comunidad: la escuela y la Iglesia. En pocas palabras, adoptar la religión católica significaba integrarse a la “civilización”.
La novela retrata el rol de la Iglesia en la sociedad de Guinea Ecuatorial bajo el dominio español. Por ejemplo en este pasaje donde el muchacho nos narra que en compañía, como su monaguillo, del padre Ortiz —sacerdote de la comarca— habría aprendido a “ser como los blancos: educado, cortés y distante” 1. Con todo, el diálogo entre el padre Ortíz y el tío Abeso, donde nuestro protagonista actúa como traductor, resulta uno de los pasajes más significativos de toda la novela. Allí están representados esos dos mundos, a través de sus dos mentores. En ese encuentro el padre Ortiz le dice al tío Abeso: “Nosotros hemos traído la civilización, curamos vuestras enfermedades, trajimos la paz y combatimos las costumbres bárbaras” 2. Es decir, la religión como medio para imponer el “modo de vida superior”.
Por otro lado, una cuestión para pensar es la idea del “evolucionado” de Frantz Fanon 3. Evolucionado quiere decir que “se está más cerca del blanco”. ¿Y cómo? A través del lenguaje. Para Fanon, hablar la lengua europea es adoptar la cultura del colonizador. En las sociedades coloniales, el lenguaje tiene un sentido de pertenencia, permite “asemejarse” al europeo. En Las tinieblas…, el muchacho protagonista es un “evolucionado”, “el que sabe” 4. Educado en la escuela colonial aprendió la lengua castellana. Esto lo convierte tanto para su comunidad como para las autoridades españolas en la unión entre los “dos mundos”. Su vocación cristiana, siempre sincera, le imponía la misión de llevar a la comunidad los valores de “la única y verdadera fe”. A los ojos de su tribu, en el muchacho con la bendición de sus antepasados está la promesa de “devolver a la tribu su esplendor” 5. Sin embargo, ello lo lleva a atravesar una “crisis de identidad”. Nos encontramos con un niño, en palabras de Fanon 6, “alienado”. Es decir, alejado de su familia y de sus amigos, sintiéndose un extraño en su propia comunidad. Incluso, en un primer momento, su decisión de ser sacerdote parecía confirmar ese sentimiento.
Sin embargo, el final de la novela, concentrado en los preparativos para la partida de nuestro protagonista hacia España, nos propone otras reflexiones. Por ejemplo, pensar en la resistencia. Muchas fueron las vías y formas de los africanos para resistir, a lo largo y ancho del continente, al proceso de conquista, colonización y “pacificación”. Las tinieblas…, nos invita a pensar los ritos como formas de resistir, pacíficamente, a la dominación europea. En este caso el ritual de iniciación del protagonista en su tribu que prometía, a través de su persona, un futuro mejor para sus miembros. Quizás esté en la decisión de iniciarse como sacerdote la promesa de recuperar la grandeza de su tribu, misión encargada por su tío Abeso, por su propio padre, la profecía de la alegoría de la tortuga y el tigre de la cultura fang. Quedará por descubrir si el muchacho ganará la batalla entre los dos mundos.
Las tinieblas de tu memoria negra, con todos los reparos necesarios en tanto es una obra literaria, es un pequeño retrato de la sociedad de Guinea Ecuatorial bajo el dominio colonial de la España franquista hacia mediados del siglo XX. El muchacho protagonista es, en definitiva, la representación de los encuentros y desencuentros entre esos dos mundos. Donato Ndongo, a través de la literatura, nos propone otra mirada a la hora de pensar la historia de África: aquella puesta en el continente, en la cultura local, en lo cotidiano, en definitiva, que atienda al impacto del colonialismo sobre aquellos aspectos poco o menos estudiados.